
Juan era su primer paciente. Desde que salió del sanatorio Saint Germain le costaba ganarse la confianza del barrio.Le dolían las manos de tenerlas atadas a la espalda, es lo que tienen esas malditas camisas de fuerza.Le miró a través de sus gafas de culo de botella.
-Siéntese, don Juan- le dijo riéndose nerviosamente.
-Gracias Doctor, hágame algo en esta muela, estoy que me muero de dolor.
-No se preocupe caballero, eso está hecho.
Se dio la vuelta y se acercó a Juan, llevaba el fórceps en la mano.
-Bueno doctor, me fío de usted, no me haga daño eh?
-No hombre no, tranquilo, túmbese y relájese.
-Pero Doctor, primero no me pone anestesia?
-¿Anestesia?, que va, ya eso no se usa, tiene muchos riesgos, será solo un momento.
Le agarró de la pechera, Juan se resistía y berreaba como un poseído, tuvo que ponerle la pierna encima para conseguir inmovilizarlo.
-Vamos hombre, no sea chiquillo, no me grite tanto-jajajajajajajaj- se reía a carcajadas.
-Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
pero nena, esto que es??...estás fatalllllll
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